«¡Tú vales mucho!»

«¡Tú vales mucho»

Por Marta Jiménez Rubio – 6º P

Álvaro siempre se quejaba de su mala suerte…

… Iba al instituto y tenía 14 años. Nunca le pasaba nada bueno. Las chicas no se fijaban en él, sus notas eran pésimas y no tenía amigos.

Álvaro envidiaba a Lucas, el chico más popular del instituto. Era apuesto, jugaba en el equipo de «volleyball» y sus notas eran estupendas.

Un día, de regreso a casa, Álvaro escuchó un ruido procedente de una tienda. Cuando se fijó era una hucha en forma de genio que le estaba llamando y le decía: «¡Cómprame y serás el chico más afortunado del mundo! ¡Sólo tú podrás escucharme! ¡Aprovéchate!».

– Justo lo que necesitaba – pensó Álvaro – Lo compraré.

Al llegar a su casa, el muchacho escondió el genio-hucha y estuvo hablando con él. La hucha le contó que si le tocaba tres veces la nariz, se haría más pequeña y así podría esconderla en un bolsillo. También le contó que podría pedirle todos los deseos que quisiese.

-Genial – pensó el chico.

Álvaro le pidió cuatro deseos: El primero, ser muy listo y sacar buenas notas; el segundo, entrar en el equipo de «volleyball» del «insti»; el tercero, ser el más popular de los alumnos y, el cuarto, atraer a todas las chicas guapas.

Al día siguiente, nada más entrar en el instituto, la chica que le gustaba le pidió una cita; el profesor de Educación Física le eligió para el equipo de «volleyball» y Lucas le invitó a una fiesta en su casa. También sacó dos dieces en dos exámenes.

A partir de entonces, Álvaro se consideró el chico más afortunado del mundo.

Al cabo del tiempo se dio cuenta de que la hucha… ¡nunca había existido! ¡ sólo había sido producto de su imaginación! Y Álvaro aprendió a valorarse a si mismo.

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Publicado el 27/05/2012 en (N) Mayo 2012. Añade a favoritos el enlace permanente. 22 comentarios.

  1. Alba María Hernández

    ¡Qué bien, Marta! Está muy chula; aunque, al principio has puesto Pablo y luego, Álvaro.