Por Concha González Ramos – 6º P
Era un niño muy singular. Siempre quería aquello que no tenía…
… como una bici, un videojuego, un patinete, una cámara de fotos, un móvil, etc.
Cuando llegó su cumpleaños, pidió todos los regalos que le apetecían, pero como sus notas eran muy malas, no recibió casi ninguno.
Una noche soñó que tenía la lámpara de Aladín. El pequeño pidió su primer deseo: «Tener unas notas magníficas». Y así fue.
El segundo deseo que pidió fue: «Tener todos los regalos que siempre había deseado». Y el genio de la lámpara le rodeó de juegos y juguetes.
Sin embargo, se sintió solo y sin amigos.
Su tercer deseo fue: «Ser feliz». En ese momento, él se vio con menos regalos y juguetes, pero rodeado de muchos amigos que le querían.
Y se sintió alegre y muy feliz.
Felicidades, Concha. Es una composición espectacular. ¡Me encanta, sigue así!
Tener un verdadero amigo es muy bonito. Con él te puedes reír y te lo pasas muy bien.
Tienes razón, aunque a veces nos peleemos…